Aimeé Pérez rescata con sus óleos la tradición clásica del retrato, al tiempo que comunica las expresiones y sentimientos más profundos reflejados en los sujetos de su obra. Su atención al detalle obliga a un segundo vistazo, ya que los objetos son tan reales que se antoja tocarlos.
Como autodidacta ha desarrollado una técnica propia en la que emplea los más delicados pinceles y capas muy delgadas de pigmento, que hacen que las pinceladas se fundan con el lienzo de manera natural. Jamás se regresa a corregir un trazo y lo rápido del secado le obliga a pintar casi sin parar secciones enteras en sus cuadros.
Para Aimeé las expresiones revelan lo que callamos. “Si uno investiga lo suficiente, las profundidades de la razón y el sentimiento emergen”. Es por ello que en los ojos del Sanyasa podemos unirnos a la “Búsqueda” por la iluminación, compartir la añoranza de la “Tía Natividad”, o pararnos junto a ella “Al Borde”…
Con todo, Aimeé nos ofrece un enfoque diferente de la realidad; aquello que pasamos desapercibido, que hemos olvidado o que sencillamente damos por sentado. Con cuadros como el de Juliano, Perpetua o No hay amor más grande…, la artista nos recuerda a aquellos que estuvieron entre nosotros y que nos dieron ejemplo de los más altos valores, de integridad y entrega inigualables; así como a quienes su lucha personal los llevó sin tregua a encontrar la muerte. Junto a sus cuadros, los relatos históricos de estas personalidades cobran vida e invitan al estudio detallado.
La obra de Aimeé ha recorrido Canadá, Estados Unidos y México, compartiendo con nosotros su particular manera de apreciar la realidad.
Actualmente la artista reside y pinta en la ciudad de La Paz, BCS, México.