No hay amor más grande que el de Aquel que dio su vida por ti
El dolor y la angustia de María debieron ser inigualables. Imagino que cuando atravesaron el costado de su Hijo debió recordar las palabras de Simeón cuando le dijo que una espada traspasaría su mismísima alma. Qué imagen tan cruda; los soldados escupiendo, humillando a su Hijo que a penas… ayer… tenía entre sus brazos. Los sacerdotes discutiendo acerca…