Deshojando el Tiempo

(40″ x 58″) Óleo sobre Tela, 2013

Al terminar de leer, finalmente comprendí:

Él tenía razón; no existe nada nuevo bajo el sol, todo es vanidad de vanidades, el tiempo se está deshojando lentamente y nadie, por más que se afane, puede hacer que regrese.

Entendí que, aunque parece más sencillo navegar con la corriente y dejar que el mundo te moldee que caminar con la etiqueta en la frente de “loco, raro, inadaptado”, es preferible ser un “etiquetado” que permitirles a miles de personas ciegas dirigir lo que piensas, lo que crees, lo que ves, lo que vistes, cómo vives, ¡Hasta hacia quienes te diriges!

Por un instante fui realmente consciente de que lo único seguro es la muerte. Y en ese momento me decidí; decidí que si habría de llegar el inevitable acontecimiento ¡que valiera la pena vivir!

Y si habría de sufrir, sufriría en Su pecho; y si habría de llorar, lo haría con sentimiento; y si me aventurara a soñar, concluiría mis sueños; y si me decidiera por hablar, tomaría valor y rompería de tajo el silencio; y si habría de callar, dejaría los remordimientos; y al pintar, pintaría lo que quiero.

Metería a Dios en la ecuación de mi vida ya que ha sido, y será, la suma de muchos sucesos y sin Él, el resultado vendría a ser vano, mezquino, avaro. Sería por seguro una vida mucho más egoísta de lo que ha sido en sí misma todos estos años.

Viviría luchando, viviría disfrutando, viviría viviendo consciente de que al tiempo no hay quien lo detiene, ni quien lo regrese, pues se está deshojando…

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